En México el bullicio no para y, al contrario, se intensifica por las demandas sociales dirigidas al gobierno federal. En esta edición de Panorama, a través del artículo de Anesio Domínguez Juan, rescatamos el descontento social y sus implicaciones directas sobre las actividades productivas y el alto costo de “…una estrategia institucional centrada en procesos reactivos y el deslinde de responsabilidades…”.

Son tiempos donde el sector privado debe estar atento tanto al incremento como a la radicalización de las protestas sociales. Si bien las demandas son para el gobierno (tanto a nivel local como federal), el cierre de caminos, la toma de casetas y las movilizaciones peatonales pueden afectar la operación diaria. Veremos, con mayor frecuencia, protestas más violentas, por lo que el seguimiento de indicadores sociales de forma sistemática será fundamental para operar y mantener las pérdidas al mínimo.